martes, 29 de marzo de 2011

El arte de dar soluciones que no funcionan a problemas que no existen

La semana pasada viajaba en el autobús, absorta en pensamientos incoherentes y nada profundos, cuando mi espontánea felicidad se vio interrumpida por la reflexión todopoderosa de otro viajero. Este amable usuario del transporte público le comentaba a un compañero, en un tono algo resabio, que la publicidad es la disciplina que da soluciones que no funcionan a problemas que no existen.
Tras una dura semana de intranquilidad y de análisis profundo de semejante afirmación, debo decir que la visión del amable señor cada vez me parece más miope y arcaica. Está bien, quizás puedan acusarnos de crear necesidades donde no las hay, de adornar la realidad o de mostrar la versión más bonita de las cosas. Pero, ¿qué problema hay en ello?
Si echáis un vistazo a los anuncios que os propongo junto a este texto observareis que ser de la generación de los ochenta no es un problema, ni la Coca-Cola una solución para tal mal; que Aquarius no  libra a nadie del corredor de la muerte, o que los calcetines no son una razón de suficiente peso como para preferir tener una hija a un hijo.
Sin embargo, existe cierta magia en todos ellos que nos conmueve, porque más allá de un producto, venden una filosofía de vida, contagian positivismo e invitan a la alegría. Y es que la publicidad ya no vende soluciones inútiles a problemas inexistentes,  vende emoción. A veces la bombilla creativa se enciende para arrancar una sonrisa, para dejar buen sabor de boca o para recordar que “existen razones para un mundo mejor”. Es otra de las grandes técnicas para encontrar la inspiración, apelar a los sentimientos. Y funciona, créanme, porque como dice el gran Joaquín Lorente “sentir no es pecado. Es el orgasmo del intelecto” Y a todos nos gusta.

lunes, 21 de marzo de 2011

¿Dónde termina tu mundo?

Cuántas veces habremos hablado de que la creatividad es un mundo. O de que la cocina es un mundo, o la mecánica, o la música, o la pintura. O inspirarse, por qué no, también puede ser todo un mundo. Podríamos encontrar miles de “mundos”, universos incluso. El asunto es que el término “mundo” siempre está ahí, para contarnos que nada tiene límites, ni fronteras. Ni siquiera reglas.  
La publicidad ha utilizado muchas veces este concepto tan mundano para mostrarnos las realidades que podemos descubrir a través de diversos productos. Es una técnica bastante común para encontrar la inspiración: ¿Cómo sería un mundo sin…? O ¿cómo sería un mundo sólo con…? ¿Y si imaginamos el mundo de…?
Y muchas veces esta forma de pensar nos lleva a conseguir importantes éxitos como los de Lego, que nos muestra un mundo en miniatura. Heineken también plantea la misma cuestión, y nos muestra un mundo más fresco creado a través de latas de cerveza. O Bic, que nos invita a regresar al mundo de los príncipes y la fantasía.

La agencia de viajes Century Travel va un poco más lejos, y nos plantea la filosófica cuestión de  hasta dónde llega nuestro mundo. Unas gráficas impresionantes nos invitan a descubrir todo lo que está más allá de nuestro entorno más próximo.
Con esa reflexión nos quedamos, ya que es este deseo de descubrir el mundo, de beber de nuevas tendencias, de asimilar lo diferente y lo nunca visto el que nos llevará a que cuando menos lo esperemos nuestra bombilla creativa se encienda.  El fabuloso Steve Jobs nos invitaba en un famoso discurso a permanecer hambrientos y alocados.  Siempre hambrientos y alocados. Me pregunto si su mundo concibe algún límite...

lunes, 14 de marzo de 2011

Un entorno que inspira

Destapar a la musa inspiración. Hete ahí el problema. Una lucha incesable contra ideas grises, corrientes,  uniformes. Para nada una tarea fácil.


Hay quienes aconsejan alejarse del tema y beber de nuevas tendencias, de diferentes disciplinas, de originales artes. No es para nada un mal consejo. Patente queda en los anuncios que acompañan a este texto. Si los creativos no hubieran descubierto, surfeando por la red, el arte de unos amigos que como hobbie se maquillaban las manos y se las fotografiaban recreando diferentes situaciones, estas espectaculares gráficas no habrían nacido. Y sería una pena, porque consiguen que la gente voluntariamente se detenga a contemplar el arte de la imagen. Reconozcamos que poquísimos anuncios consiguen tal cosa.

Otras voces, sin embargo, hablan de que  muchas veces la solución la tenemos delante de nuestras narices y de que encontrarla  es tan sencillo como reparar en realidades de nuestra vida cotidiana. Buen ejemplo de ello es la campaña que Coca-Cola ha lanzado para campar a los adolescentes. Nada tiene de especial, más que lo entrañable que resulta. Somos capaces de sentirnos identificados, de recordar los tiempos en los que bailábamos delante del espejo o encima de la cama, sintiéndonos un artista del pop o toda una figura del rock. No me extraña que los adolescentes corran desaforados en busca de una Coca-Cola. El anuncio consigue transmitir esa energía.  


Sea como sea, y utilicemos el método que utilicemos para hallar la bendita inspiración, una cosa hay cierta: No aprendemos del fuego a fuerza de pensar en el fuego, sino a fuerza de hacer arder cosas. Y por eso precisamente, seguiremos captando tendencias que puedan ayudar al hemisferio creativo de nuestro cerebro a activarse.

martes, 8 de marzo de 2011

Técnicas para inspirarse

Hay momentos en la vida en los que nos cuesta encontrar grandes ideas para nuestro trabajo, sea cual sea la disciplina artística a la que nos dediquemos. Nada nos convence ni nos llena, y rogamos a la inspiración que aparezca.  ¿Cómo hacer frente a una situación de éstas? ¿Cómo disolver ese nudo que nos oprime la garganta y el estómago?
La mejor técnica es precisamente evadirse, intentar alejarse del problema para reparar en nuestro entorno, quien muchas veces nos facilita la solución, aunque nosotros estemos demasiado obcecados como para verla. Semana a semana recogeremos en este espacio un pedacito de ese mundo exterior. Pero para empezar, propongo tener en cuenta estas 5 técnicas para encontrar la inspiración que han llegado hasta mis manos:
1.    Nunca te plantees copiar ni traducir otro proyecto, busca la inspiración en campos de trabajo que nada tengan que ver con el tuyo.
2.    Escucha historias. Las anécdotas o vivencias personales son una gran fuente de inspiración.
3.    Coméntales tu problema a terceros. Las personas que no están vinculadas directamente con el tema pueden ofrecerte un cambio de perspectiva enriquecedor.
4.    Piensa en imágenes. Tienen un componente mucho más realista o sugerente que te permitirá avanzar de forma mucho más sencilla.
5.    Añade emoción. Busca hechos e ideas que te emocionen, pertenezcan al campo que pertenezcan, porque si son capaces de alterar en un ámbito, ¿por qué no lo van a ser en otro?
6.    Recuerda a Picasso: “La inspiración existe, pero tiene que encontrarse trabajando”.