Destapar a la musa inspiración. Hete ahí el problema. Una lucha incesable contra ideas grises, corrientes, uniformes. Para nada una tarea fácil.



Otras voces, sin embargo, hablan de que muchas veces la solución la tenemos delante de nuestras narices y de que encontrarla es tan sencillo como reparar en realidades de nuestra vida cotidiana. Buen ejemplo de ello es la campaña que Coca-Cola ha lanzado para campar a los adolescentes. Nada tiene de especial, más que lo entrañable que resulta. Somos capaces de sentirnos identificados, de recordar los tiempos en los que bailábamos delante del espejo o encima de la cama, sintiéndonos un artista del pop o toda una figura del rock. No me extraña que los adolescentes corran desaforados en busca de una Coca-Cola. El anuncio consigue transmitir esa energía.
Sea como sea, y utilicemos el método que utilicemos para hallar la bendita inspiración, una cosa hay cierta: No aprendemos del fuego a fuerza de pensar en el fuego, sino a fuerza de hacer arder cosas. Y por eso precisamente, seguiremos captando tendencias que puedan ayudar al hemisferio creativo de nuestro cerebro a activarse.
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